domingo, 19 de octubre de 2008

BENDITA Y MALDITA VUELTA A CASA

Una de las cosas que más odio de salir por ahí es el momento en el que miras el reloj, piensas: "¡mierda!" y posteriormente dices en voz alta: "tengo que irme o perderé el último autobús nocturno". Porque sí señores, la crisi llegado, así que se acabó el volverse a casa en taxi, ahora iremos en BUS, un medio de transporte que durante el día pueda parecer normal, pero al esconderse el sol se convierte en una caravana circense donde puedes encontrarte y pasarte cualquier cosa.



Parece que volvemos a tener la paga de los 11 años que sólo nos permitía ir a merendar y a los recreativos, ahora merendamos copas y nos recreamos bailando.

El dolor de los pies cansados y embutidos en unos tacones de no menos de 10 cm no compensa el ahorro de dinero por volvernos en transporte público, lo único que puede compensar el sufrimiento, el frío en invierno, el calor en verano y las ganas de meternos en la cama son la cantidad de cosas que se aprenden subidos en un "buho".


Te encuentras personajes de todo tipo, pero tras una larga y minuciosa investigación he clasificado las distintas especies que suelen utilizar este transporte:


1. Los escandalosos: Se suben en grupo y lo único que hacen es incordiar y armar jaleo para llamar la atención sin darse cuenta del ridículo que hacen.


2. Las parejas: Puede que sólo haga 2 horas que se conocen pero no pueden resistirse a mostrarnos cuantísimo se quieren con gestos desagradablemente pasionales.


3. Los lloricas: Suele ser una pareja de amigos que durante todo el trayecto lo único que hacen es quejarse, criticar y lloriquear por la noche que han pasado o porque delante de sus narices alguien más listo que ellos se han llevado a casa, y seguramente no en un autobús, lo que ellos querían.


4. Los exhibicionistas: Hablan a gritos y palabroteando, para que todos nos enteremos sobre lo bien que se lo han pasado.


5. Los k.o. (mis favoritos): Suelen conseguir sitio para sentarse y apoyan su cabeza en el cristal de la ventana para dejarla caer poco a poco y despertándose a cada frenazo del autobús, también suelen pasarse su parada y aparecer en chocheras.


Todos hemos pertenecido a una de estas especies alguna noche, para qué vamos a negarlo. Consecuencias de la crisis, supongo... lo bueno es todo lo que se aprende de ella, y ya sabes lo que dicen: nunca te acostarás sin saber una cosa más, aunque te acuestes a las 6 de la mañana.