Puede que todo este boom de conciencia del cambio climático sea cierto, porque personalmente, nunca había vivido un mes de junio tan malo en Madrid como este. Y que para que cambie y vuelva a ser lo que un día fue, tengamos que pedirle perdón, dedicarle algo como lo que dedicaron en el IED, del cual tuve la suerte de formar parte.
Aprender a vivir con la naturaleza como compañera de piso (como dice el anuncio), ethical design, una vida-eco, etc., puede que no sea solo palabrería y que este mal tiempo sea un castigo impuesto por la madre tierra. Y tengamos que a aprender a sentirnos parte de ella, a vivir en armonía con la fauna y la flora sin necesitar de la publicidad para recordarnos que somos una pequeña parte de su familia.
Que la fusión sea tal entre el hombre y la naturaleza que no podamos distinguirlo de ella y termine por mezclarse, que todo sea uno, que volvamos a pertenecer a la tierra, si es que ella nos perdona por todo el mal que le hemos hecho y nos deja ser sus amigos otra vez.